...Dedicado a Marisa...

"... No olviden que son pasajeros como una flor de campo, que se ve de lejos, pero desaparece en un instante. Donde quieran que vayan, dejen un signo de bondad y amor, y Dios los bendecirá con la abundancia de su bendición..." (Medjugorje 25 de enero de 2007).

No se porque me aventuro a escribir algo sobre mi Madre en un lugar como este, pero inevitablemente me veo en la necesidad, empujado quizá de nuevo, de expresar el agradecimiento a una persona tan especial que me abrió las "puertas del Cielo". Nos es fácil adentrarse en el empinado Mundo de los recuerdos y tratar de plasmar lo que de grande ha podido tener una persona en su vida, en su familia, con su Iglesia y concretamente con Medjugorje.

El Cielo nos regaló un lucero que brilla hoy más que nunca desde la lejanía, porque noto tu ausencia pero no tu calor, no tengo tus palabras pero sí tu corazón.

Medjugorje encierra muchos secretos, tiene rostros de millones de personas que han buscado un sentido a su vida y miles de experiencias escatológicas que rezuman las muchas almas que se han adentrado en sus rincones. Una de ellas, uno de esos secretos, uno de esos rostros, uno de esos milagros es Marisa, una mujer sencilla, viuda desde hacía 15 años y madre de 10 hijos.

-.¿Mama donde Vas?.- le pregunté un día hace más de once años. -. A un pueblecito de Bosnia Herzegovina.- Me dijo. -. ¡Pero si ese País hace muy poco tiempo ha estado en Guerra!.- le contesté. -. Pero en ese pueblo nunca ha habido Guerra, esta protegido por la mano de Dios.- Me respondió dulcemente mirándome a los ojos.

Marisa ha sido siempre una persona comprometida con su religión, dice que conoció Medjugorje guiada desde el Cielo. La primera vez estuvo escasamente unos días y le supieron a poco, desde aquel año 2000 estuvo llendo ininterrumpidamente sin faltar ninguno, algunos años hasta dos veces. Tenía previsto volver a ir Ésta Semana Santa de 2011 porque su marido, Plácido, mi padre, falleció un Sábado Santo.

Yo me preguntaba, ¿Qué hacía mi Madre en Medugorje?. Cuando ella trataba de explicármelo yo no conseguía entender lo que pudiera atraerle de allí. Efectivamente nada entendí hasta que en el año 2006 fui a Medjugorje empujado por ella, y pude comprender que éste lugar no se puede explicar con palabras, tan sólo con el corazón.

La verdad es que empecé a saber más de Medjugorje después de ir, ya que antes poco sabía del mismo, muy al contrario, todo lo que entonces era hablar de presuntos videntes y apariciones Marianas tendía a rechazarlo. Yo fui allí empujado por un miedo existencial, una necesidad de encuentro conmigo mismo y mi madre fue el vehículo que lo hizo posible. Si no nos hubiera regalado el viaje posiblemente jamás hubiera ido. Y ahora, sin embargo, surge en mí la necesidad de retornar de nuevo a ese lugar.

La Fe la fuí construyendo sobre una realidad fáctica que me traje desde Medjugorje, pero no siempre era fácil defenderla y mantenerla en un mundo donde prima lo material, yo sin embargo pronto me dejé llevar por ese nuevo mundo interior que me brindaba nuevas expectativas y que veía en los que allí habíamos estado, especialmente en Marisa.

Marisa fue un Apóstol de Medjugorje, ¿Cuántas personas hemos conocido éste lugar alentadas o invitadas por ella? ¿Cuántas personas has ayudado en su vida espiritual?. Su vida similar a la de cualquier otro mortal se ha desenvuelto como mujer, esposa, madre, amiga, catequista y su Iglesia, profesando abiertamente un inusitado Amor a Dios y a María.

De Medjugorje no nos contó fenómenos extraños o sobrenaturales, nos hablaba de la pacificación del Alma, del encuentro directo con la Madre que te hacía abrasar tú interior. Era significativo el cambio de su rostro cada vez que volvía de allí, arrastraba una Paz contagiosa que no se podía explicar.

En el año 2002 el diario Alba publicó una escueta entrevista a Marisa y a su prima Mª Jesús sobre Medjugorje y éstas respondieron entonces: “Hemos venido por tercera vez a Medjugorje porque aquí recibimos mucha Paz. Aquí vemos Santidad, vemos conversiones y sentimos fuertemente la presencia de Nuestra Madre. A diferencia de otros santuarios marianos, a los que también solemos acudir, aquí la Virgen todavía se está apareciendo. Realmente es muy fuerte. No es un recuerdo ni una memoria, sino que es algo que está pasando hoy. Los frutos que se producen son una prueba de veracidad. Aquí vienen obispos, sacerdotes, religiosos y cientos de miles de fieles que, para nosotras, son el mejor signo de autenticidad.”

Su muerte aconteció como un sueño, de noche, en compañía de sus hijos y seres queridos, días antes pareció ir casa por casa despidiéndose de cuantos quería, y su último acto público fue una reunión de los Consejos Pastorales de la Diócesis de Cartagena-Murcia con el Sr. Obispo, dedicada a su Iglesia hasta el último día. El lunes 7 de febrero denotó una felicidad extrema, se levantó más temprano que de costumbre, cantó varias veces, se despidió de su hija, expresó mucha alegría a cuantos encontró dando gracias a Dios y sobre las 11 de la mañana cayó al suelo sin sentido volviendo al Padre la noche del día 9 de febrero. Se fue casi sin hacer ruido, como su vida, pero allí estaba siempre al pie del cañón.

Estoy seguro que desde el Cielo intercedes por todos Nosotros, estoy seguro que te has convertido en un eslabón más del Plan de Salvación que tiene la Virgen con todos nosotros, porque se que tú relación con Ella no empezó en Medjugorje, quizá 30 años antes, quizá 50, quizá desde el principio eras ya un Ángel del Cielo.

A mi Madre, Marisa, que nos transmitió su Fe, y se empeñó en regalarnos un pedacito de cielo.

¡GRACIAS MAMÁ!



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De Beatriz,

A mi querida, amiga, Marisa:

Hace unos años te conocí, y de ti aprendí muchas cosas, la más importante es Amar. Como siempre me decías que se recibe más amando que odiando, el amor todo lo puede, un corazón pude ser muy duro pero el Amor trasforma, por eso hay que orar mucho por todos aquellos que no conocen el Amor de Dios.

Siempre estabas ahí cuando venias con peregrinos, con tus 85 años te ocupabas de organizar tantas cosas con el fin de que todos estuvieran contentos, tanto en Medjugorje como en los encuentros de Madrid. Ahí estabas, Marisa, colaborando y trabajando para el Reino de Dios y salvación de las almas.

En las peregrinaciones los jóvenes te buscaban, me decían donde esta la abuelita que necesito su consejo.

Y ahí estabas tú con tu paciencia, serenidad y madurez espiritual explicándoles lo que no entendían y como ellos terminaban con las ideas claras.

Ahora se que vas a interceder mucho más desde el Cielo y nos vas ayudar a encontrarnos con el Amor de los Amores a ese Jesús que tu tanto amaste y hacías que nos acercáramos más a Él.

Cada vez que hablábamos por teléfono cuando nos despedíamos siempre te decía, Marisa te quiero mucho y tu me decías sonriendo y yo a ti también.

Desde la casita de la Virgen que tu tanto amas también te digo Marisa te quiero mucho y siento que me respondes sonriendo y yo a ti también.

Esta vez no me despido porque siempre estarás en nuestro recuerdo y en nuestras oraciones.

¡Hasta siempre Marisa!

Beatriz López Sánchez


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De su hija,

       Mª Isabel Martínez-Salas Periago, para toda conocida por Marisa: Enamorada de Jesús y en perfecta sintonía con su madre "Virgen María", siempre ha estado muy cerca de los dos pero los últimos meses daba la impresión que estuviera en un estado superior al de la Tierra. No vivía nada más que para las cosas de la Iglesia; pues madre de diez hijos, abuela de 17 nietos y bisabuela de 8 bisnietos, pues como ella misma decía los problemas y contratiempos de los nietos no podía hacer nada mas que rezar y aconsejar (si se lo admitían). Luchadora por la fe, que era fuerte como la roca; no se le escapaba ocasión para inculcarla a todos los que tenia a su alrededor. Colaboradora en la Parroquia de la que era feligresa, hasta el mismo día que Dios quiso que estuviera con El, Era feliz repartiendo la Comunión, tanto a los enfermos como en las misas. Era feliz cuando reunía a su grupo de amigas para comentar la Biblia. Era feliz metiéndose en Internet (con sus 85 años), para conectarse con el Vaticano como con Mendjugorje. Era feliz reuniéndose con su vecina de toda la vida, para hacer las Vísperas ó o rezar el Santo Rosario ó simplemente jugar por las noches una partidita a las cartas. Era feliz cuando nos reunía a toda la familia (la última vez fue en Nochebuena y nacimiento. solamente faltaron algunos nietos ya casados).

       Viajera incansable, tenía proyectado ir en Marzo a Austria a ver a una nieta y en Semana Santa a Mendjugorje (iba a ser la décima), cuando salía de viaje, al cerrar la puerta de su casa decía:"no se puede pensar en lo que dejas, pues no disfrutas del viaje, hay que concentrarse en lo que haces en cada momento". Todo lo ponía en manos de Dios y la Virgen y decía que siempre hay un ángel que viene a socorrerte en el momento oportuno, y efectivamente así era. En una ocasión se fue con una amiga a Seattle, tenían que hacer escala en Londres y cambiar de Aeropuerto, ninguna de las dos sabía nada de inglés, pero ella decía "Dios proveerá" y efectivamente así era, pues se pusieron a preguntar para poder llegar al otro aeropuerto y no había forma de entenderse y se les acercó un joven hispanoamericano y les dijo: "He venido en el mismo avión que ustedes y voy a tomar el mismo avión así es que si no les importa les acompaño" y así pudieron llegar. En otra ocasión yendo por la Selva Negra no encontrábamos nada mas que Iglesias protestantes y ella dijo "Bueno, vale Dios nos llevará", en ese momento oímos unas campanas que llamaban a misa así es esas mismas campanas nos dirigieron a misa y era una capilla pequeña, pero muy acogedora, y pudimos oír misa.

Tenía pasión por Mendjugorje, pues como ella nos contaba allí vio a la Virgen y a su marido Placido (Nuestro padre, también digno del amor de Dios y la Virgen) con el Niño. Desde ese momento su misión y su lucha ha sido que todos sus hijos y los nietos que pudieran fueran a Mendjugorje, casi lo ha conseguido, pues de los diez han faltado dos (quizás lo que ella hubiera querido que fueran de los primeros), pero como he dicho antes, los designios de Dios son infinitos y no sabemos porqué ocurren las cosas, pero siempre existe un porqué y un como.

Seguiría escribiendo muchas cosas y muchas anécdotas, pero me ahogo.

Un abrazo


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De su nieta,

Siento, ganas de escribir algo sobre ti. Ya que nos has marcado el corazón.

       Siempre has sido especial con todos. Me siento afortunada de saber que tuve una abuela tan comprometida con Dios y tan especial como tú. Cada vez, que iba a verte, me enseñabas a estar más cerca de Jesús y María. Siempre has sido una buena cristiana.

Cuando estaba fatigada, triste o desesperada, subía a verte. Y era como limpiarme el alma y el corazón. Hablábamos y me consolabas; hacías que los problemas no existieran. Rezábamos el rosario, le contaba cosas que me habían pasado durante el día, jugábamos a las cartas… Pasábamos las horas, y juntas pedíamos por las Almas del Purgatorio y por todos. Desde luego, era un placer estar con una persona así; Siempre que subía me comía a besos. Era un encanto de abuela. También me regalaba un montón de cosas. Siempre me hacia reír. Me animaba en los malos momentos. Y nunca ha parado de hablarme de Jesús y de la Virgen. No perdía la oportunidad de enseñarme un montón de cosas; siempre solía decir, que debemos de pedir al Señor, y que hasta en los malos momentos, tenemos un Ángel de la Guarda, y tenemos que pedirle que nos proteja; siempre que subía, me daba la Bendición de la Virgen, y juntas rezábamos. Nunca me aburría con ella, era una abuela muy activa, ya que a pesar de su edad con (85 años) nos hablábamos por Internet.

Desde pequeña me has llevado en tus brazos, incluso ahora que cumplí junto a ti mis diez añitos.

Mi abuela, Marisa, se preocupaba siempre por todos, y siempre que necesitábamos algo nos lo daba, sin importarle nada. Estar con ella, era como tener paz, y sentir que tienes ganas de rezar, de hacer el bien… Al menos esas eran mis sensaciones. ¡¡Me animaba tanto!!. Se que fue una gran mujer comprometida con Dios y con la fe.

No paraba de decir que fuéramos a Medjugorje, un curioso y bello lugar, que sin ella no hubiéramos conocido. Cuando fuimos, supimos que era de verdad estar en un sitio relajante, sentías como si te hubieran recargado las pilas, volvías como nuevo, y con mucha Paz. Ella siempre me decía, que el cielo, tendría que ser muy bello. Y un día la Virgen, la recogió en su regazo; y se la llevo, a donde ella quiso estar, con su esposo, y demás familiares. Todo fue rápido, quizá demasiado rápido.

Estoy triste, pero la llevo en mi corazón. Y es que antes cuando estaba triste la que me consolaba era ella. Pero aún así, la siento igual de cerca, consolándome a mi lado.

Porque todos sabemos la buena mujer que fue.
Lo buena Cristiana que fue.
Lo buena abuela, bisabuela, madre, esposa, tía, hija, prima, amiga... que fue.
Fue alguien, que estaba a las malas y buenas.
Siempre fue un hombro donde apoyarte y consolarte, que te animaba, que te levantaba para poder seguir adelante. Y sobretodo nunca olvidaré su bella sonrisa;

SIEMPRE LA RECORDAREMOS.

Sabemos, que desde el cielo, no nos deja solos, pues esta siempre con nosotros.

GRACIAS POR TODO Y CUANTOS CONSEJOS ME DABAS, Y SOBRE TODO TU AMOR Y CARIÑO. ‘’ABUELA’’

TE QUEREMOS.